20 de mayo de 2012

CÓMO TRATAR LAS ALERGIAS ALIMENTARIAS






El 3% de los adultos y entre el 5 y el 8% de los niños sufre reacciones alérgicas tras ingerir determinadas frutas, huevos, leche, etc.
Una repentina urticaria después de comer pescado, una desagradable hinchazón de labios tras ingerir un puñado de nueces...son las alergias a los alimentos, un trastorno relativamente frecuente que conviene tener controlado.


La alergia es una reacción exagerada que experimentan el sistema inmune cuando ingerimos un alimento en particular. Esta reacción hace que se formen unos anticuerpos llamados IgE (Inmunoglobulina E) que, a su vez, estimulan la liberación de histamina, la sustancia que provoca los síntomas. Hay otro tipo de alergia provocada por las llamadas células T, pero es mucho menos frecuente.


Son más propensos a sufrirlas las personas con la piel atópica, con otros problemas alérgicos o con familiares con la misma dolencia. También se ha observado una mayor incidencia en niños que no han sido alimentados con lactancia materna exclusiva durante un mínimo de tres a seis meses.

Los síntomas suelen aparecer casi de inmediato tras haber ingerido el alimento que la provoca. Los más habituales son la urticaria y el denominado síndrome de alergia oral que comprende molestias como picor en los labios, lengua y garganta. Otros síntomas frecuentes son hinchazón de los párpados, cara, labios y lengua, dificultad para tragar, rinitis, diarrea, náuseas y vómitos. En algunos casos, se pueden presentar reacciones graves, como presión arterial baja y obstrucción de las vías respiratorias.

CÓMO DETECTARLA
Cuando existe la sospecha de que se sufre una alergia alimentaria, es necesario acudir a un alergólogo para detectar cuál es la sustancia concreta que la produce mediante estas pruebas:
Análisis de sangre. Comprueba la presencia de niveles elevados de anticuerpos (especialmente, del tipo IgE), lo que confirma que la persona sufre alergia.
Pruebas de provocación. Consiste en exponerse de forma controlada al alimento sospechoso ingiriendo pequeñas cantidades del mismo.
Exámenes cutáneos. Se aplica el alimento directamente sobre la piel de la espalda o del brazo. Si en los 20 minutos se produce alguna reacción, como una pequeña roncha, indica una posible alergia a ese alimento en particular.


TRATAMIENTO
Una vez realizado el diagnóstico, el alergólogo nos informará sobre la estrategia a seguir. Estas son las medidas más habituales:
Evitar el alimento. Es la primera medida que debe tomarse. Para ello, es importante identificarlo, lo que no siempre resulta fácil, sobre todo cuando adquirimos productos preparados o comemos fuera de casa. Es importante, por lo tanto, leer atentamente la etiqueta de los productos procesados y pedir información sobre los ingredientes de los platos en los restaurantes o en las casas de amigos o familiares.
Sustituir. Si se tienen alergia a alimentos básicos, como la leche, hay que compensar los posibles déficits dietéticos con un plan nutricional alternativo realizado por un dietista.
Análisis periódicos. Cuando el paciente es menor de 6 años, es muy probable que la alergia desaparezca de forma espontánea a medida que vaya haciéndose mayor. En este caso, es conveniente repetir periódicamente la exploración alergológica para evaluar su evolución.


ALIMENTOS QUE PRODUCEN ALERGIAS
Aunque todo alimento es potencialmente alergénico, hay algunas variedades que presentan más problemas que otras. Éstas son las más importantes:
Proteína de la leche. Es una de las alergias más comunes de los lactantes y niños pequeños y su prevalencia desciende con la edad. Sus síntomas más frecuentes son los vómitos y la diarrea.
Huevo. Suele aparecer, sobre todo, en niños de entre 6 y 12 meses de edad. Provoca reacciones cutáneas y, en menor medida, síntomas gastrointestinales agudos y repiratorios. En muchos casos, desaparece antes de que el niño cumpla los 6 años.
Frutas y Frutos Secos. La alergia a la fruta es la más frecuente entre adultos, sobre todo el melocotón. También son frecuentes la alergia a las fresas, al kiwi, al plátano, al melón, a la manzana y a las cerezas, así como a los frutos secos (cacahuete, nuez y avellana, principalmente). Sus síntomas principales son picor en la zona orofaríngea (boca y garganta).
Pescado y Marisco. Las variedades que suelen producir mayores reacciones alérgicas son el Gallo, la Merluza, la Pescadilla y las Gambas. Su ingestión puede provocar prurito bucal y urticaria. Es la alergia más frecuente entre adultos.


DIFERENCIAS ENTRE ALERGIA E INTOLERANCIA
Son dolencias que, a menudo, se confunden, pero cuyo origen es totalmente distinto.
Qué las provoca. Mientras que la alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune ante determinados alimentos, la intolerancia es la dificultad del organismo en digerirlo (por ejemplo, por falta de una determinada enzima).
Cómo se manifiestan. En la alergia la reacción es prácticamente inmediata. En la intolerancia pueden tener lugar horas o, incluso, días después.
Qué síntomas producen. Los más frecuentes en el caso de las alergias son los del tipo cutáneo (urticarias, eccema...), respiratorios (rinitis, asma...) y digestivos (vómitos, diarreas...). En caso de intolerancia, son más difíciles de identificar. Pueden provocar cefaleas, diarrea, fatiga, estreñimiento crónico, dolor de estómago...
Qué alimentos la causan. Las alergias alimentarias más frecuentes son las producidas por el pescado, el huevo, la fruta, etc. En el caso de intolerancias, las más habituales son al gluten (un compuesto del trigo y otros cereales) y a la lactosa (un componente de la leche y algunos de sus derivados).


CÓMO INSPIRAR CONFIANZA A LOS DEMÁS































La asertividad es la mejora postura para inspirar confianza a los demás, veamos cómo y por qué...


Cuando tenemos que llegar a aun acuerdo con personas desconocidas, puede que la inseguridad, la desconfianza y el miedo a mostrarnos como somos sean tan grandes que callemos lo que realmente deseamos o necesitamos.


Pero también puede ocurrir lo contrario y que, por el hecho de no darse una relación habitual con esa persona, seamos menos cuidadosos y nos lancemos a expresar lo que pensamos o lo que sentimos agresivamente, sin importarnos los pensamientos o deseos de la otra persona.


Ambas formas dificultan o imposibilitan llegar a acuerdos justos y satisfactorios.


La postura deseable es la asertividad, es decir, cuando expresamos lo que pensamos, sentimos, deseamos o necesitamos de un modo honesto, directo y respetuoso, sin agredir ni ser agredidos, y mostrarnos, asimismo, interés en conocer y escuchar los sentimientos y las opiniones de nuestro interlocutor. Esta actitud es más deseable que expresarnos sin miramientos de ningún tipo y herir a nuestro interlocutor o que no responder y quedar resentidos.


Para ser asertivos, primero es necesario estar convencidos de la legitimidad de nuestras demandas y, después, estar dispuestos a atender y considerar el punto de vista de los demás. Un tono de voz relajado, la capacidad de sonreír y el gesto amable y pausado también serán herramientas de gran ayuda.


Pero lo más importante es mostrar respeto hacia el otro y garantizar un espacio y un tiempo para cada uno. Si de entrada decimos: “Te planteo mi punto de vista y luego tú me expones el tuyo”, inspiramos confianza, lo que facilitará una escucha más atenta por parte de todos. Del mismo modo, preguntar si sería posible aquello que deseamos y mostramos abiertos a otras opciones suele ser más efectivo que ir con exigencias. Y es que con una actitud honesta, receptiva y considerada, aumenta la probabilidad de entendernos y de llegar a una buena solución.